Hoy os traigo una manera muy sabrosa de comer espinacas a la vez que divertida, ya que están presentadas en una espiral de hojaldre que recuerda a las típicas ensaimadas de pastelería.
De esta manera seguro que será mucho más apetecible comer vegetales, tanto para los niños como para los no tan niños. Las espinacas en concreto, son una gran fuente de fibra, vitaminas y minerales, por lo que es muy recomendable introducirlas en nuestra dieta.
Ingredientes
- 1 lámina de hojaldre rectangular
- 150 gr. espinacas frescas
- 200 gr. ricotta
- 30 gr. piñones
- 40 gr. pasas (opcional)
- 30 gr. mantequilla
- sal y especias al gusto
- Lavamos las espinacas y las escurrimos. En una sartén con un chorrito de aceite las salteamos hasta que reduzcan su tamaño. Les agregamos sal al gusto y especias.
- Añadimos los piñones y las pasas (si no queremos encontrarnos trozos grandes podemos picarlos previamente un poco). Yo no lo he hecho porque me gusta encontrarme el crujiente de los piñones. Si queremos podemos prescindir de las pasas. Lo salteamos unos minutos más y retiramos del fuego y dejamos enfriar.
- Extendemos la masa de hojaldre y cortamos varias tiras de unos 5 cm como mínimo de amplitud.
- Sobre cada tira colocamos relleno de espinacas y cerramos formando una especie de churro. Debemos asegurarnos de cerrar bien los bordes para que no se salga el relleno.
- Sobre una placa de horno con papel vegetal elaboramos la forma de espiral colocando cada uno de los churros que hemos preparado haciendo círculos concéntricos. Podemos dejar un poco de espacio porque el hojaldre se hincha. Si queremos que quede con un aspecto brillante podemos untar la superficie con un poco de huevo batido.
- Horneamos a 175ºC hasta que se dore, unos 30-40 minutos aproximadamente.
Podemos elaborar mini ensaimadas, haciendo sólo la forma de ensaimada con cada churro independiente, sin unirlos uno tras otro.
Si queremos darle un toque visual más interesante podemos añadirle unas pocas semillas de amapola al pintar la superfície con huevo batido.