Al levantarnos por la mañana es ideal ingerir un vaso de agua caliente. Este hábito nos beneficiará al organismo.
La medicina occidental no tiene en cuenta este tema, sólo recomienda ingerir una gran cantidad de agua diaria, pero la medicina oriental considera que la ingesta de agua fría o cualquier otro líquido a bajas temperaturas es perjudicial para la salud, sobretodo al acompañase de sólidos.
El agua caliente (a una temperatura soportable, sin llegarnos a quemar) produce una activación de la circulación con un efecto vasodilatador, y por tanto ayuda en la oxigenación del organismo, disminuyendo las tensiones del cuerpo.
Su ingesta diaria matutina, nos ayudará a disolver la grasa de los alimentos, eliminar toxinas y aumentar los movimientos peristálticos. También despeja las vías respiratorias y tiene un efecto relajante en el sistema nervioso.
Como en todos los casos, hay que tener especial cuidado cuando tenemos ciertas patologías. En el caso de padecer hipertensión deberemos consultar con el médico, así como gastritis y similar.
Nuestro organismo está a una temperatura corporal de más de 36ºC, de ahí que para nuestro organismo sea más beneficioso tomar el agua y cualquier bebida a una temperatura que evite el cambio brusco de esta temperatura interna. Por lo tanto es recomendable no tomar nunca bebidas frías, incluso en verano, por mucho que sean apetecibles, pues en el interior de nuestro organismo no sienta muy bien.
La ingesta de agua en ayunas es importante ya que el cuerpo se encuentra en un estado de deshidratación durante 5/8 horas. De este modo activamos y preparamos al cuerpo para empezar el día con energía.
Podemos añadirle una poco de jugo de limón, de este modo alcalinizamos el organismo, de manera que conseguimos equilibrar el ph del organismo. Es una manera de limpiar el organismo por dentro.